jubilado sabático

(abril 2005 - noviembre 2005)

martes, junio 14, 2005

Se juega como se vive

TVN transmite el partido de Chile contra España. Los comentaristas son el Sapito Guarello y Carcuro Solabarrieta. Los equipos son también jóvenes. Criados en la próspera década del 90. Son los mismos cabros que le hicieron 7 a Honduras, que jugaron muy bien, que se tienen fe.

Los comentaristas están confundidos por largo rato. Primero, no atinan a precisar si vale la pena discutir la expulsión del defensa chileno, y se pelean echando mano a la historia uno (Guarello) y al reglamento el otro (Solabarrieta). Supongo que ninguna de las dos posiciones dice nada de cómo el equipo puede salir de ese trance difícil: van perdiendo 0-1 pese a jugar bien, y el mejor defensa está afuera.

El segundo tiempo, España hace lo suyo -ataca ordenada y masivamente- y termina 0-7. El entrenador chileno dejó en cancha a los mismos jugadores que le hicieron 7 a Honduras, sin ver que el rival y las circunstancias eran otras. Los comentaristas tampoco pudieron decir nada. Faltaban 10 minutos, Chile perdía 0-6 y Sulantay tenía dos cambios sin hacer. Creo que estaban todos congelados.

De ganar por 7 a perder por idéntico marcador. Es un signo que requiere interpretación. Una inestabilidad adolescente se puede decir, ya que los muchachos tienen 18 y 19 años. Pero el técnico tiene 60. Tanto empuje requiere su contraparte en atención, en calma. El derroche de innegable talento requiere una conducción. Será por eso que en Chile las figuras de autoridad son tan bienvenidas (desde el infausto Pinochet al omnipotente Lagos), porque vivimos y jugamos como adolescentes sin padre.

1 Comments:

  • At 10:47 a. m., Blogger Felipe said…

    Con talento o sin talento lo que sucede en este país es que hacemos todo por obligación, porque si no trabajo no como, porque si no le regalo chocolates me patea, porque si tomo y manejo me voy en cana. Es decir aún somos adolescentes y los adolescentes claramentente necesitamos una figura que nos imponga autoridad. Una lástima cuando esa autoridad es desmedida, o no llega y uno se devanda llegando incluso a perder por siete a cero.

    Muy buenos tu escritos, gracias por la posibilidad de leerlos.

     

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