jubilado sabático

(abril 2005 - noviembre 2005)

martes, junio 14, 2005

Te presento a la Elsa

Conozco bien a la Elsa. Tiene como costumbre llegar levemente tarde. Será que es medio actriz y le gusta el teatro lleno antes de hacer sus entradas. No es del todo economista tampoco. Es española (dicen sus documentos) pero ya se sabe que esta gente de Catalunya reclama un derecho antiguo a ser considerados catalanes antes que españolitos.

Pero tampoco es totalmente catalana. Una vez en un almuerzo (que ella denominaría comida) dijo una frase que recuerdo porque me parece verdadera: El nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando. Y la Elsa no sólo ha tomado aviones, sino que ha vivido en otros lugares. Es medio mexicana. Mexi-Cat, dice ella. Habla esa mezcla de castellano con catalán tan barcelonina, pero además maldice en mexicano.

Levemente supersticiosa, fumadora obsesiva (no tanto porque fume demasiado sino por el control que lleva de los cigarros consumidos), cocinera. Toda una socialité llena de compromisos que apunta en su agenda. Se emociona con Marco Antonio Solís. Por esa razón sé que estaría a sus anchas visitando mi país, donde este artista concita tal afecto que su último concierto fue un desborde de gente eufórica que tuvo que ser intervenido por la policía. Una vez oí a la Elsa poner en su lugar a un taxista sin dejar de tratarlo de "usted", y aun así mandarlo a que le dieran.

Como suele pasar entre amigos, la Elsa me cuidó mucho. Creo que yo intenté devolverle la mano, aunque no vale la pena el intento. Como no se trata de ninguna deuda, sino de una amistad, más vale el cariño. Pude acompañarla y espero que algún día nos visite. Cuando te vió me dijo "es guapísima". Ella sabe bien de lo que habla.