jubilado sabático

(abril 2005 - noviembre 2005)

martes, junio 07, 2005

TV Pinochet

Cuando tenía 10 años me importaba mucho ordenar a los artistas según la categoría fundamental. No era un asunto de rock, balada o folklore. Mucho más sencillo, la cosa era entender si era pinochetero o no. Han sido años de entrenamiento entonces intentando descubrir de qué lado está cada cual, tanto que creo que es la mejor forma de saber quién es quién.

Esto da para un post mas o menos largo que espero escribir otro día, con menos lata.

Aunque no sean artistas, los conductores de tele de los 70 y 80 se apegan a la misma rigurosa lógica. Vodanovic, María Olga Fernández, Pamela Hodar, Paulina Nin de Cardona. Raquel Argandoña, Eduardo Cruz Johnson. Santis. Gabriela Velasco incluso, con su tierno imbunche con orejas. Claro que son gente del 7, pero también estaba Rodolfo Torrealba que le hacía publicidad al diario El Cronista ("La Nación" de Pinocho). El genio de la picantería, Enrique Maluenda, por supuesto. Quisiera recordarlos a todos para poder vaciarme la memoria, creo que la necesito para otras cosas mejores.

Lo que me alegra es ver que su propia mediocridad se los llevó. Pocos y pocas quedaron en pie en los 90, casi ninguno está vigente hoy, en 2005. Lenta salida de Vodanovic, por ejemplo. Pero esta insoportable tolerancia a su estilo momio y fruncido parece haber sido nada más que un eco de la lentitud desesperante con que cayó Pinocho mismo. Vodanovic ya no está en Viña ni en ninguna parte. Cuando se sabe algo de él es porque llora la obsolescencia, porque sufre su ego ridículo al ver a Montaner en su trono. Es decir, cualquiera puede hacer lo que él hizo. Santis se enterró vivo un sábado antes del plebiscito del 88, y bien está bajo tierra o volando en su Pillán.

Por su parte, las mujeres no han corrido suerte distinta. Argandoña se volvió primero la Quintrala y continuó su regresión psicótica hasta volver a ser la modelo guapa que pinchaba con el Lolo Peña. Y todo el país, digamos el que disfruta con SQP y LUN, pudo mofarse al fin de su arrogancia y antipatía. Lo último que recuerdo de ella es que fingió un atropello para intentar salir electa alcaldesa de San Joaquín. Aunque ella quería Viña, algo tienen estos animales con Viña. Margot Kahl, que no empezó en el matinal sino leyendo mentiras en "60 minutos", se transformó en una señora gorda y paranoide que casi daba pena, si no fuera por la risa que daba, por el morbo de verla hecha un ovillo de reclamos y quejas. Patéticas.

Y por fin, Paulina Nin de Cardona. Si no fuera suficiente decir que también intentó ser alcaldesa de pueblo por RN (mmm, ese partido insufrible) como su musa Raquel, y que le fue aun peor -estas cosas me hacen amar la democracia- y que salió sin gloria alguna de la programación de una TV chilena post-pinochet pero no menos vulgarizada, ahora ha hecho noticia al cobrar por pasear sus domésticos líos por canales de poco rating. Se la ve empepada, como ochentera patética que es. Le ofrece querellas a quien se le ponga por delante con gestos desencajados. No tengo ningún reparo en que siga el show de la decadencia. Es más, mientras Pinochet pasa sus últimos meses de vida huyendo de sus culpas, es desaforado por paliza, y cada día que pasa queda más abandonado, esta mujer parece correr una suerte parecida. Ajada, vieja, fea, sola. Adios Paulina.