jubilado sabático

(abril 2005 - noviembre 2005)

miércoles, abril 27, 2005

Empanadas

Un sueño divertido:

Voy por el pueblo de Pomaire, y de repente cruzo mi mirada con la de una artesana en greda. Sentada tras los cacharritos, las figuras de mujeres guitarristas y las alcancías de chanchitos, me quedo fijo mirándola (es mi mujer, claro) y pensando qué decirle. Le pregunto dónde puedo encontrar esas legendarias empanadas de 1/2 kilo que han hecho famoso al pueblo entre la legión de los admiradores de la comida chilena...

Acto seguido, estamos comiendo cada cual su bocadillo, que incluye un trozo de pollo enorme dentro de la masa. Conversamos y nos reimos. Creo que la cosa marcha bien. Ella me cuenta que la escultura es muy importante para ella, que las figuritas de greda las hace porque es lo que se vende ahí. Tiene un taller.

Vamos allá y hay muchas esculturas abstractas, muchas creaciones curiosas y francamente vanguardistas. Creo que estoy enamorado de ella, de las empanadas de 1/2 kilo y de su taller.

martes, abril 26, 2005

Snob

Anoche hablé largamente con mi mujer. Todos los días conversamos en todo caso. Pero ahora lo menciono porque cuando hay estos momentos duraderos, no sólo es que me repita mucho la suerte que tengo de que estemos juntos: desarrollar un argumento hasta que no queda nada sin contestar, en un lujo. Y con un buen plato de fideos en la mesa.

La cosa es que empezamos hablando de las típicas comidas de oficina que se ponen calentonas, luego de eso conversamos de cuando ella trabajó en un colegio municipal y de los líos de sábanas que se daban entre profesores. La casuística es surtida y cruelmente divertida. Pero de ahí saltamos a casos en que profesores (de ambos sexos) establecían relaciones con alumnos (de ambos sexos también). Es genérico: relaciones. Hablamos de casos que conocíamos. Amistad, enamoramiento, flirteo, matrimonio, cama, vacaciones. En todos ellos había algo incómodo que podíamos identificar como desadecuado, pero eso no es suficiente. Es que percibir algo como raro no parece un argumento de peso.

Nos pusimos en unos roles que a veces sirven para perseguir una buena razón para tomar postura. Ella hace las observaciones asertivas, a veces rotundas. Yo, preguntas que puedan echar abajo sus afirmaciones. Algo como la fiscal y el defensor. Más o menos, porque ella atiende a mis intervenciones y trabaja refinando lo que ha dicho; por mi parte, debo reconocer cuando no quedan mejores argumentos. No es algo planificado. Lo que estamos buscando es algo con lo que podamos actuar si tenemos niños, no estamos tratando de redactar ninguna declaración de nada.

Creo que no es importante qué concluimos. De hecho, no he abierto cuál fue el tema en el que nos detuvimos largamente, no importa aquí. El asunto es que nos dimos cuenta de lo breve que resulta cerrar una cuestión con un golpe de autoridad, y de lo más breve aún que es sacar algún eslogan, algún lugar común de gente snob y dar el tema por resuelto, pero al estilo de la gente que piensa como se debe.

No me refiero a militantes del opus necesariamente: ser snob es decir que las minorías aquí y aca, pero a la hora de los quiubos mostrarse errático y confuso. Entre los prejuicios negativos y los positivos... prejuicios al fin y al cabo. Me sorprendí (en realidad no tan sorprendido) de sostener algunas ideas no tan liberales. Debo decir, en realidad, ideas mucho más liberales que los esloganes liberales. Pero un liberalismo que no supone que laissez-faire (¡si hasta la fórmula es snob!) resuelve todo. Liberalismo masticado, pensado, racional. Sin creencias en metafísicas oscurantistas ni buena onda, porque allí donde una señora pechoña cree en la Teresita, un jipi cree en entidades más novedosas, orientales, pero igualmente metafísicas.

Me decía un amigo que estudió italiano que snob era una manera que tenían de decir en Italia a la gente sin nobleza (s-nob). Me imagino que en el sentido de la titularidad de tierras y privilegios. Nuevos ricos. Rotos con plata, como se les insulta en mi país. La actitud es estar de un lado sin jamás haberse tomado la molestia de someter los propios puntos de vista al examen de nada ni nadie. La peor falta de nobleza, creo, radica en tener todo el entorno para pensar: la guatita llena, la billetera también, la educación, los vínculos. Sin embargo el terror de tomar postura ante algo fuerza a opinar como se debe, comer lo que se debe, vestir, amar como se debe.

Me reconforta y me gusta cada día más lo lejos que está mi mujer de estos esnobismos.

lunes, abril 25, 2005

Gobiernos "progres"

Zapatero cuenta ya un año en el gobierno, mientras en Chile hay tres candidatos. Por jugar a darle gusto a las feministas, podríamos respetar la mayoría de mujeres y poner en plural que hay tres candidatas. La Soledad, la Michelle y el Joaquín. Lo cierto es que si los pronósticos tienen valor, el 31 de mayo se enfrentan las dos candidatas con más serias opciones. En diciembre la cosa parece políticamente más fuerte (al frente está la UDI), pero los votos no acompañan a Lavín. Tiene bastante cara de muerto, tanto que por ahí declaró que ya sabe qué hará si no gana en diciembre...

Pero mientras la campaña criolla deambula por sets de TV y Adobe-Photoshop, Zapatero puede contar en su primer año de legislatura varios hitos que lo distinguen: cumplió su promesa de traerse las tropas de vuelta (dicho seguramente a la ligera antes de marzo 2004, cumplido con una seriedad impensada tras los atentados), ha cerrado filas en torno al modelo estatal cuestionado por Ibarretxe, ha tomado distancia de la iglesia justamente en un mes en que todo el mundo reverenció al pontífice caído. Esto último, por la legislación de matrimonio entre personas del mismo sexo. Es tomar distancia de EEUU, del nacionalismo y de la censura religiosa sobre el estado. Es, bien o mal, un gobierno claramente distinto a uno de derechas.

¿Qué tal por casa? A mi parecer no hay todavía un listado de temas en el que las candidaturas deban decir gran cosa. La mayoría de los temas son bastante genéricos, no muy políticos, e incluso retrospectivos, del estilo "qué hubiera hecho usted en esta situación". De modo que la coloquial Michelle no parece haber tomado mayor distancia de Lavín. Alvear teme que si se pone a la tarea de discutir políticamente, su perfil de señora mamona le termine de aguar la candidatura por latera y seria (al margen de las sospechas que despiertan los negocios de su cónyuge). Esta obligación de "ser simpático" antes que tener alguna idea es una consecuencia del modelo Lavín '99. Muchas gracias pues Joaco.

Algunos temas en los que creo sería interesante oir a las candidatas:

* Pascua-Lama: ¿Cobrar royalty, dejar hacer, prohibir el proyecto?
* Protección de los niños: ¿qué hay que hacer para que el abuso infantil, en sus variadas formas, disminuya en Chile?
* Contaminación: ¿alguna idea para detener el desastroso deterioro del aire en las ciudades chilenas?
* Injusticia distributiva: claro que el título suena feo y ampuloso, pero igual es un asunto de lo más relevante. Ninguna de las presidenciables tocará el modelo de creación de riqueza, pero ¿y la distribución?
* América Latina: ¿no les parece que en nuestro vecindario cada vez nos quieren menos? ¿Qué se puede hacer para cuidar la convivencia sin descuidar nuestros intereses?
* Ciudadanía: ¿qué podría hacer un gobierno para incentivar a las personas a dejar la pasividad y comprometerse más con sus barrios, comunas y regiones? Es un tema que cruza los demás, por el rol que podríamos tener los sujetos de a pie cuando estos asuntos nos implican más directamente.

Miro a Zapatero y sí, creo que el hombre ha tomado distancia de la apatía y el mimetismo. Si bien no asegura ser un buen gobierno, al menos en España se sabe que votar a un socialista no es igual que votar a un PPero.

sábado, abril 23, 2005

Sant Jordi

En el día del patrón de Cataluña se intercambian flores y libros. Tradición que exalta la cultura y la belleza, por sobre la barbarie y la ignorancia.

Estoy casi seguro que los hinchas del Barça, al menos, hubieran cambiado varias cajas de libros por un gol de Riquelme o uno de Jose Mari al Madrid. Quizás, unos cuantos fardos de rosas rojas para distraer a Beckham o a Zidane. Cambiarían, creo yo, una tradición sentida y popular por la tranquilidad de ver alejarse a los blancos.

El hecho es que el perseguidor, el némesis ha remontado un primer tiempo raro y ganó al Villarreal finalmente. Mala suerte, Pellegrini. O quizás buena suerte: si hubiera ganado seguramente hubiera quedado de candidato a la banca del Real Madrid, donde no se ha sentado ningún DT bueno, y del que todos salen magullados y depreciados.

Mañana, Ronaldinho tiene opción de traerse de Málaga a un FC Barcelona revitalizado y enérgico. Quizás el fútbol pueda dejar de dolerles a los catalanes, y entonces la tradición literaria y floral de este día sea legítimamente amor a la belleza en lugar de consuelo de los traspiés deportivos.

viernes, abril 22, 2005

DVD-club

Si en las bibliotecas públicas de Catalunya es posible encontrar buenas películas, también es cierto que en los estantes de la universidad hay DVDs entretenidos o curiosos, o quizás clásicos. Los típicos que uno se ha perdido y que bien vale la pena enmendar. Además de todas estas ventajas, es gratuito.

Pero el mercado barcelonés tiene lo suyo. En calle Verdi, unas pocas cuadras más arriba de Asturies, funciona "Septimo arte digital", y aunque el precio no es barato, la calidad del catálogo, las condiciones en que se alquilan las pelis, y otros detalles del entorno, hacen que uno pague feliz el bono de 35 € por 10 alquileres.

jueves, abril 21, 2005

Pop norteamericano

Quería decir un par de cosas sobre algunos músicos que me han gustado mucho en el último tiempo. Lo primero que me llama la atención es que sean gringos, incluso muy gringos. Desde chico acepté con ganas el prejuicio positivo que llena de gloria a los británicos y condena a EE.UU. a ser la tierra del peor pop.

Pero creo que Matthew Sweet, Elliott Smith, Wilco y Lambchop son un buen desmentido.

Sweet hace pop de guitarras, es decir, amenaza con sonar como AC-DC pero el tipo no se va por el atajo repetitivo del rock duro, sino más bien por las armonías y las buenas voces. Está vinculado por historia a otros capos, como Lloyd Cole (de quien quisiera tener "Music in a foreign language", que en el Primavera Sound del año pasado me conmovió), y tiene un parentesco con las bandas de garage y punk, pero no menos con los Beatles y con R.E.M. Toca muy bien, 3 guitarras en escena, coros, garra, sabiduría sobre el cuento de dar un concierto. Y una agradable falta de pretensión.

Elliott Smith, en tanto, puede diferenciarse por varios lados. Su música oscila entre la fragilidad (muchas veces la voz se oye apenas, las letras a veces no se entienden de tan bajito) y la psicodelia. También es la guitarra lo más importante, aunque eso no impide que ocasionalmente suene un piano, un saxo. Lo normal es que doble las guitarras acústicas y eléctricas, igual que las voces de los coros. Recuerda, según yo, muchísimo a los Beatles. Por carácter, mucho a Harrison. Hay una excelente página web que se llama "sweet adeline" con material del hombre.

Lambchop, en cambio, destaca por su apacible orquestación, y me parece que el término no es exagerado. Violines, vientos, pianos, arreglos lejanos al rock, coros. Y ritmos a veces country, a veces soul. Me gusta mucho el disco "Nixon", que al parecer no es de los más valorados de ellos, pero sí he coincidido con los comentarios de periodistas que elogian el disco doble del año pasado.

Finalmente, Wilco. Creo que es un grupo interesantísimo, seguramente lo más sólido que he escuchado desde que me interesé por la música indie. Y especialmente porque Wilco cumple con eludir la repetición. En otras bandas la renovación ocurre porque hay tensión entre tipos creativos; en Wilco es claro que sólo hay uno, pero lo mismo aporta alguna melodía triste de guitarra que un ¿tema? ruidoso, con recursos electrónicos. En todos los discos de la banda hay cosas interesantes, pero creo que "Summer teeth" es un gran muestra del registro amplio y rico de que son capaces, y que en vivo traducen en un sonido perfecto. También en ellos se nota la directa influencia de The Beatles.

Para desmentir algunas frases fáciles que se dicen... y para valorar siempre la paleta de sonidos que dejaron los ingleses.

A propósito de "Closer"

And I feel pretty, pretty enough for you
I felt so ugly before, I didn't know what to do
Sometimes is all I feel up to
but it's not worth it to you, cause you gotta get high somehow
is it destruction that you require to feel
that someone wants you, someone that's more for real?

Es parte de una canción de E. Smith.

música para trotar

Para no estar pendiente de otros trotadores (distrae y te pones a competir) y además porque hace muy bien para disfrutar la música, muchos, muchos usamos algún aparato reproductor de música. Y la elección del disco es un momento grato y sencillo, como quien mira el menú del almuerzo en un boliche abundante y barato.

Últimamente he disfrutado mucho el "black album" de Metallica. Encuentro que la calidad de las melodías, el despliegue de fuerza y la familiaridad de muchas de las canciones (sandman, sad but true, roam, nothing else matters, wolf) son una combinación escasa y grata.

Babasónicos también, entre Jessico e Infame. Algo de la repetición de las guitarras y de los estribillos ayuda mucho a la repetición del trote. Blur también. Partir con song 2... y también there's no other way, girls & boys, tienen muchas buenas. Café Tacuba tiene un tema que puede, combinado con un buen día en el aspecto físico, dejarlo a uno endorfinado y feliz: "hoy es", del disco cuatro caminos. Me recuerda "Revolver" de los Beatles por la mezcla como de música hindú con rock potente. Más que contemplación, es un subidón.

Por supuesto he pensado en compilar un CD específico. Pero ya vendrá el momento.

miércoles, abril 20, 2005

Materiales nobles

Mi compañera (suena tan izquierdoso), mi pareja (tan neutro), mi mujer prefiere en general las cosas de madera, de metal, de cerámica. De plástico, claro, alguna cosa. Tampoco es extraterrestre. Pero su opción por este tipo de material habla mucho de ella.

Es como preferir los libros originales a las fotocopias, los de buen empaste a los de bolsillo. Depende del presupuesto, pero igual la tendencia se nota. Ella, puesta a elegir, se inclina sin mucha duda a cosas durables. Interesante ecologismo, dirá alguien. Buena forma de no ser consumista, de reducir lo desechable. Buena forma de perdurar.

En materia de cine, creo que el patrón sigue vigente: más que cines marginales o experimentales, buen cine a prueba del paso del tiempo. Y buen cine incluye en blanco y negro y comedias románticas. Bueno quiere decir muchas veces popular. Como la música: grupos con trayectorias sólidas, muy poco de los destacados del mes que al rato dan risa, lata o pudor.

Y este gusto definido por el material noble le permite reconocerlo cuando se presenta. Tiene buen ojo con muchos discos nuevos que con el tiempo demuestran superar la contingencia. Como Radiohead en su momento, para dar un ejemplo. Es cosa de oirla hablar. Esa actividad me encanta, retener sus palabras y detectar por qué las elige, las incorpora, las usa.

Ya sé que suena completamente autorreferente. Que es feo hacerlo. Pero escribo esto del material noble porque ella misma me parece hecha de huesos férreos, de madera bien seca y trabajada. Orgánica, verdadera. La afinidad la describe a ella. Y ser incondicional de ella no tiene nada de feo. Al revés.

martes, abril 19, 2005

Ratzinger

Dice mi buen amigo Lalo que está bien que la iglesia condene el relativismo, que a él le parece bien el papa que han elegido. Es fuerte este argumento en él, que no es ningún mono ni un extraterrestre: quizás es más fácil enterarse de opiniones políticamente correctas tipo "el papa es conservador".

No, creo que el Lalo tiene razón, fundamentalmente porque él es católico. Este papa seguramente canonizará a un señor alemán que el Lalo admira religiosamente. El punto no es ese. Es por qué razón alguien que no es católico (digamos que es evangélico) tendría que entender que ha ascendido una especie de "supra-presidente", un caballero por el que no puede votar, y que le impondrá leyes con argumentos que son materia de fe, y por tanto imposibles de compartir.

El liberalismo que esperaría incluso de Ratzinger sería que, en un despliegue de razocinio y objetividad, asuma que en el mundo en que viven sus fieles también hay fieles de otras iglesias, de otras organizaciones, y por cierto, personas que no son fieles de ninguna cosa. Y que, como el Lalo y yo, podemos ser bastante amigos incluso. A mí no me incomoda que mi amigo, como es católico, use formas de control de natalidad en las que cree. Lo que me molestaría mucho sería que bloquee la existencia de otras formas de enfrentar un tema tan delicado. No puede prohibirle algo a una persona no católica con argumentos de fe. No debiera ocurrir.

Si Ratzinger es pluralista (ecuménico a lo mejor), por mí que sea todo lo conservador que quiera.

80 años de Colo Colo

Diré solamente que hoy se cumplen 8 décadas desde la fundación del club más popular del fútbol chileno, y que eso es un motivo de alegría para mí, para mis padres, hermanos y algunos primos. Así también, para algunos buenos amigos.

Colo Colo, denominado así en honor a un cacique mapuche, representa una de las cosas que no se interrumpe en mi país durante 80 años... una de las (pocas) cosas que tengo en común con generaciones de chilenos y chilenas.

Gracias Arellano, Quiñonez, Contreras, Misael, Álvarez, Chamaco, Caszely, Rubio, Chano, Morón, Barticciotto, Espina, entre tantos otros.

Buenafuente

La TV española es jevi. En el sentido que es realmente fea y guarra, pero manejan unos montos de impunidad impresionantes, y eso es bueno para uno. Desde la posibilidad de ver porno a documentales de La 2... los que hay que decir que uno ve cuando te preguntan.

Pero lo que más me ha sorprendido es Crónicas. Sardá, que es un tipo carismático, inteligentísimo, tremendamente cínico (un rasgo super rentable), Boris, que no tengo idea si será intelectual o no, pero es divertidísima, y el maestro Carlos Latre. El resto de invitados, quizás dejando a Rocío en paréntesis, más parece un insumo que parte de la maquinaria.

Por eso es tan bueno Andreu Buenafuente. Porque el tipo ha demostrado que Crónicas Marcianas está agotado, como un yacimiento que ya no da de sí. Porque la inteligencia, el cinismo, el humor inteligente y demás exige estar haciendo permanentemente nuevas versiones. Está claro, me parece, que el formato (un Letterman) no es lo original, ni tampoco los contenidos (que parecen bastante continuos con A un altra cosa, anterior programa de Buenafuente) ... quizás la buena idea de renovar esa franja, a lo mejor el atrevimiento de hacerlo desde el canal menos indicado. No sé, pero es muy divertido y dan muchas ganas de verlo.

lunes, abril 18, 2005

discos prestados

Mi buen amigo Jorge me prestó seis CDs:

1. "The compilady" - María Gabriela Epumer. No es tan bueno en realidad, le falta algo de sensibilidad (un poco muy lánguido) pa mi gusto, sin embargo como que recordarla a ella es lo importante.

2. "458489 A-sides" - The Fall. Buen punk por un señor muy, muy viejo. Da nervio, como el baterista de Miserables. No sé en qué momento las baterías electrónicas se hicieron tan populares.

3. "Chutes too narrow" - The Shins. Por alguna razón importante, a este loco le encantan los grupos de rock gringo como garage. Este es otro de esos, según mi audición, pero me parece bueno. No es el estilo mismo el que me interesa, sino que suenan bien, tocan bien.

4. "The whole of the moon" - The Waterboys & Mike Scott. Estos sí que me parecieron aburridos y predecibles. Como el típico sonido ochentero de esos grupos que capaz que hayan ido por error al Festival de Viña, como copiado de Bowie. Lo siento socio, no me gustó.

5. "Riot on an empty street" - Kings of Convenience. Bueno el disco, aunque es divertido porque me carga el estilo. No entiendo, creo que se me están cayendo mis prejuicios. Suena como tomado del Café del Cerro, en el Santiago de 1989. Pero es novedoso. Increible.

6. "Compilado de Jorge" - Matthew Sweet. Trae buenas versiones acústicas (me gusta mucho "Thought i knew you") y cosas en vivo. El tema "Girlfriend" suena más bluseado que en el disco homónimo. Otro día digo algo de lo bueno que es Matthew Sweet.

Gracias Jorge.

El barrio de Vallcarca

Como muchos podrían saber, la ciudad de Barcelona es resultado de la planificada reunión de la ciudad vieja con una cantidad de otros pequeños pueblos, que pasaron entonces a ser barrios. Los más conocidos, creo, pueden ser Gràcia o Sants. Lugares donde los habitantes se reservan el derecho de ser vecinos del pueblo además de ciudadanos de la urbe.

Mi barrio barcelonin se llama Vallcarca. Tiene su propia estación de metro y poco más como atractivo. Es cierto que el Parc Güell es un imán infinito a los visitantes, por la delirante reunión de vistas de la ciudad, la obra de Gaudí y por cierto la gratuidad de la entrada, pero técnicamente este parque está en el barri de La Salut. Vallcarca es así uno de los sectores del districte de Gràcia (los restantes son Els Penitents, El Coll, la propia Vila de Gràcia y el Camp d'en Grassot).

Sin embargo, Vallcarca cuenta con algunas cosas interesantes. Sin orden particular, puedo decir que me gusta un grafitti que hay en la parada de bus de calle Bolivar, donde un chico se lía un cigarro. Es buenísimo. Luego, me gusta una florería que atiende una amable chica colombiana. Merece atención también un bar que hay justo al lado de una de las bocas del metro: los precios son módicos, tienen TV para ver los partidos de canal plus, y en verano abren una terraza trasera que es como estar en casa de los abuelos, con gatos y plantas de casa. A la sombra de los quitasoles, una clara nunca me ha venido mejor.

A propósito de gatos, en el empinado Pasatge de la Farigola (creo que farigola es el nombre catalán del tomillo) hay un hábitat natural de estos felinos, que sobreviven y eventualmente engordan gracias a la calidez de las vecinas que les arropan en invierno y alimentan en toda estación. Creo que los animales valoran esta acogida y saludan con ojos entrecerrados a todo transeunte que suba o baje por estas escaleras. Hay también una fustería donde se puede reparar algún mueble tratando directamente con el dueño, que mantiene su pequeña y antigua Vespa anaranjada fuera del local. Para más señas de barrio, la moto enseña el nombre "Güell" por delante.

Al continuar la infame ascensión por la Baixada de Briz pueden verse casas (inusual en BCN) con palmeras, y en ellas a ruidosos pericos (yo siempre los increpo como "loros de mierda") que le dan la definitiva credencial de barrio retirado y cuasi rural a Vallcarca. No he nombrado ciertos otros próceres de la zona: el calvo dueño de un pequeño SupAgru que tiene pinta de tocar el bajo en alguna banda heavy, y su furgo con todos los personajes de los Simpson; la Andrea, otra colombiana simpática que atiende el locutorio de calle Verdi; la farmacéutica que atiende en Mare de Deu del Coll. Me dice un amigo que Cirlot, un poeta catalán para iniciados, escribió alguna vez un texto que se llama "La dama de Vallcarca", y que se lo dedicó al no menos ignoto compositor Schönberg. Quizás esto tenga que ver con el hecho que, de continuar subiendo la cuesta, se llega a una silenciosa callecita que lleva este apellido germano y disonante.

Creo que la descripción es incompleta si no apunto a los okupas que pueblan las añosas y abandonadas casas de dos plantas por las calles del barrio. Les preocupa que lo modernicen, y que por tanto los desalojen. Sinceramente, no me parece demasiado patrimonial el barrio, sólo que está bien vivir ahí. Retengo una frase de un muro: "Comuníquese telepáticamente". Hay además un par de clandestinos donde oir música (jazz en uno, hard-core en el Ateneu Popular), cafés, peluquerías, panaderías (mi favorito, el pan del Forn de l'Avi), y muchos yayos que avanzan con cuidado para no caer rendidos por la pendiente.

sábado, abril 16, 2005

Libertad contra vínculo

El comentario se inspira directamente de la situación que representa la película “Mar adentro”, en la que una persona le pide a otra que en nombre del amor que ésta siente hacia él, le ayude a morir.

La situación presentada identifica el amor como el respeto a la libertad personal, y en tal sentido plantea que los argumentos como “tú me das razones para vivir” que entrega la mujer son devueltos por el hombre con “no me cargues esa responsabilidad”. Finalmente, el matrimonio que el hombre accede a realizar es uno en el cual él será finalmente complacido en su voluntad pero privará a la mujer de su compañía y por tanto también del vínculo. Por ejemplo, el hombre señala a la mujer que estará “en sus recuerdos” una vez eutanasiado, con lo cual el matrimonio quedaría vigente en la mente de la mujer.

Así entendida, la libertad de poder finalmente hacer lo que uno quiere sería incompatible, hasta un grado extremo, con mantener un vínculo con otra persona. En este sentido, el otro aparece como un obstáculo al proyecto personal.

Un breve excurso: la situación reflejada en el guión trata de un proyecto personal suigeneris, en que el impedimento físico sobrepasa o inhabilita al personaje para hacer de su vida lo que quiera. Es necesario reconocer esto para valorar que el suicidio es un acto de recuperación de la facultad de darle un sentido (un destino) al yo: la muerte es un acto que demuestra que el sujeto vive.

En su planteo más general, la contradicción entre libertad y vínculo puede asemejarse a la tensión entre libertad y solidaridad. Es decir, en lo que toca a la economía, la realización del propósito personal adquiere la forma de la maximización de las ganancias. En una palabra, el lucro. Así justificado, el lucro no es más que una demostración de la presencia de una voluntad soberana, un yo libre para desear. Por otro lado, la solidaridad aparece como un valor algo menos nítido. Los individuos libres pueden desear realizar la solidaridad, entendida como el compromiso que se tiene con otros individuos libres, y en esa medida, iguales. La solidaridad queda sujeta a los proyectos de los sujetos, y sólo aparece posible en la medida que todos quienes mantienen sus voluntades soberanas así lo desean. La solidaridad sería un deseo, no una condición de humanidad.

Cuando ello no es así, la invocación a la fraternidad, al reconocimiento de la igualdad entre hombres libres (y sólo en ese sentido de igualdad: igualmente humanos, igualmente libres) puede considerarse una imposición de naturaleza distinta. Si nadie desea ser solidario, el vínculo es más bien una restricción.

¿Es posible, como en el caso de “Mar Adentro”, que la solidaridad tenga que ver con la anulación de los vínculos? ¿No es una contradicción ética que se esgrima el argumento del afecto hacia el yo deseoso de morir, para retribuir esto con la anulacion del lazo? La situación en la que el protagonista ofrece matrimonio a la mujer que le ayudará con el paso final de su proyecto vital, el suicidio, encierra esta paradoja: el vínculo ha sido un instrumento para la realización de la voluntad de uno de ellos, pero no de quien está aceptando quedar viuda en el mismo momento en que accede a casarse.

¿Y este no es el caso de todos los que contraen matrimonio?

Curiosamente, el factor tiempo puede distinguir lo singular de esta situación, así como la incertidumbre. En el primer caso, el tiempo, una relación establecida de esta manera cuenta con el argumento de compartir el tiempo. Se diría que no es tanto un plazo (no existe el contrato matrimonial a plazo fijo, figura que sí existe en otro tipo de relaciones civiles o laborales) ni una agenda específica, lo que no impide que haya proyecciones temporales. El tiempo del protagonista de la película está racionalmente limitado por una decisión, lo que influirá decisivamente no sólo en la existencia del matrimonio, sino en el propio vínculo de afecto. La afirmacion “estaré en tus recuerdos” no es sino una metáfora, pues de hecho el vínculo requiere la presencia, la existencia del otro. En segundo término, la disparidad de los proyectos de los sujetos es manifiesta respecto al grado de certeza. Cuando uno de ellos sabe que va a morir pues así lo ha decidido libre y razonadamente, la otra parte ve subordinado su proyecto a esta decisión. Se diría que la racionalidad de la mujer tendría que impedirle ayudar a morir a su futuro esposo. Sin embargo, esta mujer entiende que la solidaridad reside en subordinar su proyecto al del protagonista. Su amor consiste, se expresa íntegramente en ayudarle a deshacer el vínculo. Esto puede ser entendido como un acto de renuncia voluntaria, y por tanto libre. Puede ser entendido como originado en la solidaridad, y por ello, un acto que la vincula al destino del hombre que ella escoge.

Eso en el ámbito subjetivo, no público.

¿Qué puede decirse de otros vínculos, de naturaleza distinta, en este caso relaciones sociales, que se instalan de forma permanente en un patrón de desigualdad en términos tales que la realización de los proyectos de unos implican (no importa si deliberada o involuntariamente) la marginación de otros de las posibilidades de ejercer su libertad? Esto debería ser considerado intolerable, al menos en la esfera social. Ninguna renuncia voluntaria, ninguna omisión puede considerarse compatible con la libertad. Menos aun si estos actos voluntarios no son otra cosa que formalidades y no expresan ningún proyecto de sometimiento por amor. La solidaridad es una forma de proteger la libertad de otros, y en ese sentido protege también a la voluntad de formular proyectos incompatibles con ella misma.

La Florida de Europa

Escribo esto ante la pregunta, casi siempre sorprendida, que he escuchado decenas de veces cuando digo que estoy en Barcelona como becario: “¿Por qué hay tanto chileno en Barcelona?”. Otras formas en que esta misma sorpresa o soterrada sospecha se expresa es “Está todo Chile allá...” o el más desafiante “¿Y qué pasa? ¿Hay algún convenio o algo?”, que trasunta alguna preocupación sobre las intenciones del Estado chileno al permitir o alentar una cierta invasión.

Pero aun puede darse un giro más a la pregunta. Tal parece que los chilenos encajamos con Barcelona, porque se trata de un movimiento constante y creciente, todavía no estabilizado del todo, pero además homogéneo y tipificable. La pregunta, entonces, puede ser “¿Y qué tiene Barcelona que ustedes los chilenos se vienen en masa?”.

Lo cierto es que, aunque tengo datos sobre migraciones, esta reflexión no es demográfica y por lo tanto me permitiré interpretar algunos signos más que procesar estadísticas. Creo que un movimiento migratorio es, de todas formas, una alegoría profunda de lo que ocurre con un colectivo humano, sobre lo vivido en el lugar de origen y no menos sobre sus expectativas y mitos acerca del futuro y las idealizaciones que inspiran los derroteros compartidos.

Delinearé algunos elementos que a mi parecer no pueden excluirse de la respuesta antes de redactar un argumento o tesis:

1. Chile tiene hoy más recursos y se puede dar algunos lujos.

Sin importar el color político de quien conteste, es evidente que chile del 2000 es un país que tiene una trayectoria de crecimiento. Es evidente que hay más plata y uno de los segmentos que no puede negar esto somos los profesionales universitarios que hemos encontrado nichos laborales en actividades que recompensan bien tareas bastante novedosas en el contexto de una economía atrasada o subdesarrollada. Ningún asesor, profesional del área social, artista, humanista podría haber pensado que iba a tener esta misma oportunidad hace 40 años. Caso distinto el de los profesionales de las áreas más tradicionales, quienes han contado, al menos en su imaginario, con la posibilidad de estudiar en el extranjero. Pero la magnitud de la afluencia de estudiantes de posgrado es ciertamente un signo de que el país de origen dispone hoy de más fondos y más capacidad de darse lujos.

2. Los adultos jóvenes de más o menos 30 años están en el momento ideal para tener una segunda moratoria.

Es raro que alguien que esté haciendo un posgrado en Barcelona tenga más de 40 años. Diría más: es raro que tenga más de 35. Ubicaría la edad típica (y esto está bien relacionado con el requisito que instalan muchas entidades que otorgan becas) de haber salido de la universidad, de los estudios de pregrado, hace máximo 5 años. Si pensamos en un estándar de estudios de pregrado entre los 19 y los 23 años, el típico becario podría tener 28 años. Por cierto, casos de estos hay muchos. Lo observado es que los cónyuges de los becarios, las trayectorias sinuosas de los estudios iniciales, dejan la vara en los 30 años como media simbólica. Uso este término para decir que esta edad puede verse como período “ideal” para detener una carrera ascendente (una diferencia muy grande entre lo que gana un profesional y los fondos de una beca pueden desincentivar a algunos), reorientar una carrera divergente (típicamente en casos de vocaciones nunca bien situadas en la profesión de pregrado), especializarse en una carrera muy generalista y de mercado laboral muy saturado (caso mayoritario, creo yo) o simplemente, porque la experiencia de haber sido estudiante está aun fresca y aparece la opción de vivir una segunda moratoria psicosocial lejos de compromisos, corbatas, disciplinas laborales y otros determinantes. Uso el término moratoria en el sentido exacto de pedir un período extra, “de gracia”, para empezar a pagar una deuda. Es al menos un año de parar y volver a vivir como universitario, pero ahora con algunas vivencias no disponibles a los 18 años. Una mayor autonomía económica y una mayor solidez en los intereses suelen dotar de mayor intensidad a las ganas de “perder el tiempo”: aunque a primera vista parece paradojal, creo que se entenderá mejor al decir que un becario ha vivido la experiencia de temer que sus ratos de ocio le impidan concretar sus planes serios. El perfil de estudiante de posgrado es, al menos, un tipo de persona de rendimiento aceptable. Liberado de la incertidumbre sobre su futuro (viviendo ya su futuro) esta segunda oportunidad parece especialmente atractiva para disfrutar el estatus de estudiante.

3. El lugar que se escoge como destino puede encarnar o resumir algunos atributos que se desean para el propio país, y en otra escala, para la propia vida.

Una primera dicotomía se establece entre EEUU y Europa. Mientras EEUU parece representar la excelencia profesional dentro de una cierta idea o versión de ello, y también una cierta utopía de país desarrollado, Europa parece un lugar más cultural que de negocios. Tenemos aquí una cierta versión del desarrollo más afincada en la belleza de la arquitectura, en los museos, en el estilo, la historia, en fin, atributos más cualitativos aunque por supuesto, menos precisos. Digamos, a modo de resumen, que de Europa la gente suele traerse fotos más bonitas, vivir en casas más bonitas, estar más en el centro del mundo. De EEUU hay más registro como pequeños claustros idílicos para el estudio, pero menos metropolitanos, más periféricos. Es posible, aunque no obligatorio, que los estudiantes que vuelvan a Chile procedentes de Europa valoren más las escalas pequeñas del barrio, los viajes, la literatura y otras manifestaciones culturales, la adquisición de un idioma distinto al inglés. Quizás, y esto es realmente más arriesgado de decir, estos atributos quieran ser replicados en Chile. O a lo mejor sólo refuerce las ganas de vivir en el Parque Forestal.

4. Los lugares no escogidos dicen también mucho sobre los riesgos que se quiere evitar.

Me quedo, en esta reflexión, dentro de los límites de Europa. ¿Por qué no estudiar en Alemania? ¿Por qué no estudiar en Bélgica u Holanda? ¿Por qué evitar Francia? Hay varios casos de personas que se dirigen allí por algún tipo de ventaja idiomática y cultural, por vínculos familiares o bien por la disposición de apoyos institucionales privilegiados. Pero lo corriente, y esto responde a la pregunta inicial, es evitar el shock adaptativo de pasar de ser un ciudadano con privilegios a ser un inmigrante que no sabe ni siquiera hablar correctamente el idioma. Allí donde precisamente otros ponen las mayores cargas de aprendizaje y evalúan como experiencia más valiosa, el común de los becarios (y en esto se nota que ha dejado de ser un estado de elite y se ha expandido) preferirá conservar el máximo posible de sus competencias: idiomáticas, estudiantiles, culturales. Esta es la razón principal de escoger España. Aunque luego se conozca la diferencia entre Cataluña y el Estado español, lo cierto es que la gente que llega a Barcelona la ha identificado como una ciudad española antes que catalana. Se quiere aprender, pero no al costo de transformarse. Curioso: es posible que se rechace lo que otros valoran como logros más valiosos de vivir fuera del país.

5. Barcelona es un lugar indulgente.

Puesta al lado de Madrid, Barcelona no parece envidiar nada de lo europeo, en el sentido de primer mundista, que estas ciudades tendrían (personalmente, no conozco más que Cataluña y algo de Castilla-León). A continuación, parece más atractiva que Andalucía en el sentido de tener una oferta de actividades y de infraestructura que esta región, reconocida por su belleza, no tendría. Las opciones universitarias de Barcelona son de interés dentro del contexto español, a diferencia de Andalucía. Pero seguramente aquí opera una cierta ignorancia. Si es efectivo que mucha gente privilegiaría la calidad de vida por sobre la experiencia académica, entonces el sur de España puede ser mucho más atractivo que Barcelona. Pero Barcelona parece erguirse como un lugar de consenso en que nada es tanto: no es tan exigente, no es tan grande, no es tan chica, no es tan provinciana, no es tan española, no es tan flamenquita... en fin, la población de la ciudad cuenta a mucha gente mayor y otro contingente de post-adolescentes dedicados a los afanes de la moratoria psicosocial. En este contexto, es fácil cumplir las expectativas que pesan sobre un becario.

6. La colectivización del estado de “estudiante de posgrado en Barcelona” viene a implicar, menos o más, una cierta omertà.

La caída de estos mitos (la europeidad de España, la estimulación provista por la ciudad, la calidad de los estudios, la calidad de vida) o mejor dicho, el contraste de los mitos y la realidad, deja algunas cosas en el balance. Es cierto que el ocio es un valor añadido de Barcelona. Es cierto que hay espacios de aprendizaje que en el país no existen. Pero también es cierto que el nivel de exigencia, el grado de compromiso de profesores y alumnos con una actividad académica de excelencia no es mayor al que hay en Chile. En varios casos es declaradamente menor, y ocasionalmente hay personas que han tenido experiencias desilusionantes. Los programas mediocres existen y en general si uno se guía por el nivel promedio de esfuerzo y rendimiento, lo cierto es que por momentos queda la sensación de no estar para nada en un lugar de excelencia en términos universitarios. Puntualizaría de todas maneras que existen los estudiantes excelentes, que existen los programas de estudios de buena calidad, y en general que hay profesores buenos y muy buenos, y que por tanto es posible asumir compromisos con cotas de rendimiento más altas. Pero, la omertá a la que hago referencia se podría expresar como el desacuerdo profundo de un becario en Barcelona, tomado al azar, con los juicios que expreso aquí. A mi parecer se instala una lealtad o al menos un acuerdo colectivo de no revelar estas pequeñas miserias por el efecto que tienen al reflejarse sobre la imagen de los becarios una vez en Chile. Pero el efecto de las visitas, tanto desde Chile como desde otros lugares de Europa, así como los vínculos de franqueza que se conservan, hacen que este juicio no pueda retenerse dentro del colectivo.

7. Si puede hacerse una comparación entre Santiago y Europa con sus diferentes territorios y estilos de vida, mi parecer es que Barcelona es a Europa como La Florida es a Santiago.

Es lo más parecido a París que podemos pagar, así como un migrante urbano en Santiago podría mudarse a La Florida ante la imposibilidad de mudarse a Las Condes. La comparación adquiere sentido también desde el lado de la demanda: seguramente nos sentiremos, me incluyo, más a gusto en España que en Francia o Alemania. Es decir, queremos parecer dignos vecinos del barrio y recibir la venia de los vecinos, lo que ciertamente no ocurrirá en “barrios altos” de Europa. Un vecino de San Miguel que por obra de su acceso a mayores recursos puede subir de pelo, seguramente se sentirá más mal mirado en Vitacura o Providencia (aunque creo que Vitacura es EEUU como Providencia es Europa) que en La Florida. Se puede decir que La Florida queda en el sector oriente de la capital, pero se vuelve a distinguir entre suroriente (los nuevos) y el nororiente. Así como en Europa a España se la pone al sur de los Pirineos, lejos del Rhin, cerca del Mediterráneo, como un lugar de recreo y descanso, de estética pero no de cultura. Ahora, es cierto que entre europeos el cinismo es un deporte practicado por siglos, y la necesidad de integración económica, urgente. Puedes vivir en España sin recibir los desprecios que tiene que cargar un vecino de La Florida cuando osa entrar al Parque Arauco. Y siguiendo esa metáfora, se puede entender que la ubicación de Barcelona es estratégica para pasear por Europa. Yo lo puedo decir. Si estuviera en Portugal o Sevilla, seguramente me quedaría más lejos llegar a los buenos barrios del continente.

Es notorio cómo Barcelona ofrece hermosos fondos para hacer la vida. Lindos barrios, edificios modernistas y también de arquitectura contemporánea. Pero lo cierto es que tiene un sesgo de diseño que la transforma más bien en un decorado que en una idea: el catalán se habla sobre la estructura del castellano, no desarrolla pensamientos propios. Las clases bilingües así lo demuestran. Necesitaré desarrollar este juicio en otro papel.